lunes, 22 de mayo de 2017

La ruptura sentimental


Muchas personas apuntan al sexo como el único indicativo que permite conocer el mal estado en el que se encuentra una relación. Pero esa es solamente una de las áreas que pueden verse afectadas cuando una importante unión se deshace y, por tanto, habría que extenderse algo más a la hora de hallar las señales, causas y consecuencias respecto al deterioro. El conjunto de beneficios que una relación de pareja supone para el individuo puede decirse que es bastante amplio. No tanto por su número, sino más bien por el alcance de sus partes. Y a mí parecer dichas áreas se dividirían, por ejemplo, en: protección, compartición de cargas, apoyo moral (y a veces económico), afecto, estimulación sexual, etc.

Desde hace algún tiempo las cosas en la cama no van bien. Sí. Ese parece ser un diagnóstico inequívoco de que los sentimientos de alguna de las partes se han apagado. No obstante, ¿es realmente aconsejable centrarse exclusivamente en ese punto? ¿Cuál está siendo el comportamiento de la pareja en los demás aspectos? ¿Ya no presta los oídos como antes para captar y procesar posteriormente los lamentos derivados de las situaciones cotidianas? ¿No desfila por su boca alguna que otra fórmula de retahíla analgésica? ¿La otra mitad ni se inmuta si cuando salimos de paseo en bici sufrimos una aparatosa caída, o por el contrario muestra disgusto al haberles alterado la cadencia de pedaleo? ¿Una simple e inocente sonrisa es suficiente para que nos regale un boleto con destino hacia la mierda? Vaya, ¡todo esto resulta demasiado obvio si se piensa! Pero aquí el motivo principal, insistimos, sigue siendo que el sexo, núcleo de toda relación sentimental, ya no funciona como antes. Pasemos entonces a analizar más detenidamente las cosas desde otra perspectiva.

Ahora reflexionamos en torno a nuestra propia disposición para escuchar las penas y preocupaciones de ese ser querido, ofrecer palabras que puedan servir de apoyo o, al menos, mitiguen de algún modo su malestar; los sacrificios que hemos hecho últimamente en su beneficio, la cantidad y calidad con que hemos expresado nuestros sentimientos por él/ella... Quizás, en algún momento, empezase a parecerle que ya no nos curramos los detalles como antes. Puede que incluso lo haya comentado, aunque siguiese ahí después de todo.

Sacar a la palestra estas cuestiones es necesario antes de alzar el dedo con una firme sentencia. Sin embargo, por otro lado, tampoco puede simplificarse a que el fallo se produzca en uno o en otro, o en ambos. A veces son causas externas las que originan que dos personas terminen por desalinearse o separarse de manera brusca. Y, de nuevo, siguiendo en la línea del absolutismo, existe aquí un argumento muy común que tiende a aplastar sin miramiento al resto de candidatos: Hola, me llamo Celos, y afirmo rotundamente que mi partner ya no quiere temita porque ahora babea por "X". Bueno, que se sienta atraíd@ por otra persona es una posibilidad, incluso cuando le plantan una oferta del trabajo soñado que requiere un inmediato traslado a Groenlandia y nosotros no podemos acompañarle. Lo mismo, quién sabe, tiene a un esquimal por ahí esperando impacientemente a que aterrice en el hielo para poder entrar en calor. No es descabellado del todo. Y de igual modo, la falta de información ante un posible secuestro también podría decir mucho, ¿eh? ¿Que no piden recompensa por su rescate? ¡Claro como el agua de la Bahía de Baffin! Aunque, si acaso, para disimular un poco, el amante también podría demandar a cambio una cantidad de dinero astronómica que ni de coña reuniremos jamás.

En fin. Una vez aclarado el por qué del asunto y saltando el "que si yo te dije, que si tú no hiciste, que si el esquimal... el secuestrador..." volvemos a aquellos beneficios mencionados al principio, que se harán muy patentes a medida que se vayan echando en falta. Lo primero que vamos a notar, seguramente, sea la cama muy vacía. Ya nadie pelea con nosotros por la manta. Ya no podemos hacerle el horno holandés después de haber cenado legumbres. Ya no hay retozo... Antes tampoco, decíamos. ÉSE era el problema. Pero por lo menos algo de esperanza sí seguía en pie, ya que la opción no figuraba del todo eliminada. 

Lo siguiente que también va a causarnos un enorme desconsuelo podría ser lo mucho que tooooodo nos recuerda a esa persona, como cuando vemos algún capítulo de Los Simpson y sentimos añoranza cada vez que aparece Marge de fondo con la fregona. O cuando nos cruzamos con el mocho en la cocina, apoyado estáticamente contra la pared. De repente, así sin más, nos deprimimos. Y toda la vajilla y la cubertería que hay dentro de la pica pareciese llevar su nombre impreso... aaais... Sobretodo durante los primeros días, semanas o meses notaremos irremediablemente lo asociada que tenemos a todas las cosas a nuestra ex pareja y lo mejor es que, más pronto que tarde, y por doloroso que sea, tomemos la determinación de desvincularla de cada porción de cotidianidad. Así pues, podemos agarrar la fregona, la vajilla, la puñetera cubertería, y todo aquello que consideremos perjudicial u obstaculizante para la sanación de la herida y tirarlo sin reconsideraciones a la basura. Del mismo modo, evitemos también esa serie de actividades que nos traigan el recuerdo de "tal" de alguna manera, por lo menos durante algún tiempo, sumergiéndonos mientras tanto en otras labores y aficiones que nos resulten completamente nuevas. Aún así vamos a seguir sintiendo la falta de apoyo cuando algo más vaya mal. No será lo mismo si nos desahogamos con cualquier otro que, como mucho, va a extender la mano para dar una palmadita en el hombro. No encontraremos la misma complicidad cuando bromeemos con la señora del 2º dcha. Ni lo darán todo por nosotros en un momento clave a menos que exista algún lazo de sangre que la haga burbujear con fuerza. 


Qué, quién, cómo, cuándo, por qué, a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, ¡desde!... En definitiva, preguntas como éstas van a llenar nuestra cabeza mientras el interior de nuestro pecho yacerá vacío y comprimido. A veces se tratará de preguntas retóricas, pero de igual modo ahí estarán. Y finalmente terminaremos por percatarnos de que una simple sonrisa o mirada suyas, las de aquellos tiempos tan maravillosos, eran suficientes para moldear toda experiencia negativa que pudiese tener lugar en el día a día, incluso en esos momentos y espacios en que su cuerpo no se encontrara presente...

Fin


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