domingo, 6 de noviembre de 2011

TRUENOS Y RELÁMPAGOS



¿Acaso es cuestionado el motivo por el cual las aves, en determinada época del año, deciden alejarse de sus raíces y poner rumbo hacia lugares más cálidos?

¿Qué pájaro se siente en total libertad para intercambiar caricias con el cielo, si constantemente es asediado por rayos fulminantes que con el tiempo terminarán dejando sus alas como un colador?

¿Hasta qué punto pueden remendarse unos pantalones, sea cual sea el tipo de tejido que los conforma?

¿Alguien cambiaría una bañera repleta de pétalos por tumbarse sobre un montón de cactus?

¿Alguien con una plantación de cactus se atrevería a dirigirse hacia ellos, con los brazos abiertos, para apretarlos tiernamente contra su pecho?

¿Y sería de extrañar que ese alguien, ante la impotencia de no saber usar una varita mágica, en su lugar dedicase el tiempo a soñar con inhalar el perfume de una rosa?